La diversidad social propia de los grupos humanos está presente en la escuela infantil al escolarizar a niños y niñas de variada procedencia socio-cultural y económica, en la que se encuentran los sectores desfavorecidos.
Los centros se insertan en entornos comunitarios concretos y, según el contexto, la población escolar en general o un grupo reducido del alumnado puede considerarse en situación de riesgo social. Ante esta realidad los centros escolares ponen en práctica las medidas y actuaciones institucionales, emanadas de la legislación vigente.
1º.- El riesgo social
En la actualidad existen investigaciones sobre las causas y consecuencias del riesgo social que se define como el conjunto de circunstancias familiares y ambientales que ponen en peligro los derechos fundamentales del niño y de la niña y que dificultan la satisfacción de sus necesidades elementales.
Los niños y las niñas pertenecientes a estos ambientes son vulnerables a las condiciones que le rodean.
Proceden de entornos deprimidos y de marginación que se excluyen de los sistemas e instituciones sociales o que, por sus circunstancias no tienen fácil acceso a ellos.
Estos niños y niñas son victimas de múltiples problemas familiares derivados de los conflictos entre los familiares, los trastornos emocionales o mentales, el consumo de drogas, las actividades delictivas, la inestabilidad laboral y los cambios de residencia.
Las disfunciones familiares pueden ocasionar abandonos, insatisfacciones de las necesidades de alimentación e higiene, familiarización con la violencia, explotación laboral, maltrato físico y psicológico y abusos sexuales.
Aunque las situaciones de maltrato y los abusos sexuales no son exclusivos de las clases desfavorecidas, sino que pueden aparecer en todos los niveles sociales, son más frecuentes en entornos considerados de alto riesgo.
Pueden tener un origen familiar o extrafamiliar y producen graves daños a las víctimas que se manifiestan en conductas agresivas, de autoculpa, de evitación, retraimiento y depresión. La gravedad de los trastornos derivados de estas experiencias requiere la intervención de las instancias sociales.
2º.- El papel del centro escolar
La legislación establece que “toda persona o autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función, detecten una situación de riesgo o posible desamparo por un menor, lo comunicará a la autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que precise”.
Las medidas a adoptar en el centro escolar son preventivas y paliativas, aunque ambas están condicionadas y limitadas en la mayoría de los casos por la escasez de evidencias irrefutables, por la ocultación o negación de hechos por parte de la familia y por otras circunstancias.
a) Las medidas preventivas que competen a la escuela son: el apoyo a la familia, la compensación de desigualdades sociales y el desarrollo lingüístico.
- La actuación básica del Centro en materia de apoyo a la familia consiste en la información sobre ayudas institucionales, la orientación y asesoramiento sobre situaciones escolares o sociales y la organización de Escuelas de Padres o la colaboración en la Escuela de Padres dependientes de otras entidades.
- La compensación de desigualdades se canalizan por medio de los Programas de Educación Compensatoria que dotan a los centros de recursos para que el alumnado supere las desventajas sociales y acceda a la educación en igualdad de oportunidades. El carácter voluntario de la Educación Infantil priva a los niños y niñas de esta etapa del derecho a becas y de Ayudas para el material escolar.
- Con objeto de conseguir la igualdad de los resultados en la escolarización se intensifican en las aulas los Programas de Desarrollo del Lenguaje para que los niños y las niñas, en situación de riesgo social, superen las deficiencias y limitaciones del código lingüístico restringido que Bernstein consideró propio de los ambientes desfavorecidos.
b) Las medidas paliativas se introducen ante la evidencia de una situación de desamparo, la cual resulta difícil de detectar y de comprobar con los medios disponibles en el centro escolar, acentuados por las características evolutivas de los niños y niñas menores de 6 años sometidos a estas situaciones.
Las manifestaciones observables son el absentismo escolar, el aspecto físico descuidado, la carencia del material escolar imprescindible, las señales frecuentes de maltrato…
La actuación de la escuela, tras la anotación sistemática de datos, será la comunicación a los Organismos correspondientes, la colaboración con los Equipos interdisciplinares que intervengan en el caso, la atención afectiva y psicológica que precise el niño y la niña, la introducción de refuerzos educativos para evitar dificultades en el aprendizaje y la orientación y formación de hábitos sociales adecuados.
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